Pruebas de usabilidad: qué son y cómo diseñar las tuyas

Un error que muchos desarrolladores y diseñadores web cometemos a la hora de trabajar es creer que nuestro punto de vista es igual al del usuario. Al fin y al cabo, ya que nosotros también somos personas y navegamos por Internet, sabremos identificar mejor que nadie si hay algún error de usabilidad en nuestra web, ¿no?

Lo cierto es que no siempre es así. El problema es que es muy común desarrollar una especie de “punto ciego” hacia nuestro propio sitio web.

Tiene sentido. Cuando le has dedicado tantas horas a un mismo proyecto, es fácil dar por hecho que todo lo que haces es obvio para todo el mundo. Pero hay que ponerse en la piel del usuario que no sabe absolutamente nada del proyecto. Cosas que para ti son obvias, para él o ella no lo son en absoluto. 

Entonces, ¿cómo evitamos que nuestra web sea un fiasco? Fácil: preguntando a los mismos usuarios mediante una prueba de usabilidad.

Tal y como su nombre indica, la prueba de usabilidad es un sencillo test que se pasa a un conjunto de usuarios representativos, en el que se les pide que realicen una serie de tareas en relación al sitio web. Por ejemplo, podemos pedirles que localicen un apartado concreto, que efectúen una compra o se suscriban a nuestra newsletter.

El objetivo es claro: observar si los usuarios consiguen llevar a cabo estas tareas de forma satisfactoria, sin encontrarse obstáculos por el camino o sentirse perdidos ante diseños poco intuitivos. De esta manera, podemos detectar puntos de mejora y aplicar correcciones a nuestro diseño antes de lanzarlo al mundo.

Entonces, una vez sabido esto, ¿qué pasos deberías seguir para diseñar tu propio test de usabilidad?


Pasos a seguir para diseñar un test de usabilidad

  1. Escoge a los usuarios adecuados. Tal y como recomiendan muchos expertos, si tu proyecto es pequeño, generalmente con un mínimo de cinco personas podrás hacerte una buena idea de cómo funciona tu web. Selecciona a personas que no tengan información de antemano sobre el proyecto y que podrían ser público objetivo (por ejemplo, si tu web va dirigida a público familiar y/o niños, busca sujetos que se adapten a estas características).
  2. Plantea tus preguntas y tareas estratégicamente. ¿Qué información va a querer encontrar el usuario? ¿Qué contenido es el más importante? ¿Qué función cumple tu web? Si tu web es un ecommerce, lo más importante es que el usuario sepa encontrar el producto que busca y efectuar una compra. Si tu web es la página oficial de un club de natación, el usuario ha de saber encontrar la información sobre el club y cómo hacerse socio. Por eso, asegúrate de que tu prueba de usabilidad contemple todas aquellas acciones que son críticas en la experiencia de tu usuario objetivo
  3. Analiza los resultados. ¿Los usuarios no han podido completar todas las tareas que les has asignado? ¿Han tardado más tiempo de lo normal en efectuar una compra en tu ecommerce? ¿Cuando han intentado rellenar tu formulario de contacto, han recibido un mensaje de “error”? Toda esta información te servirá para medir la usabilidad de tu web y, como consecuencia, la satisfacción final de tus usuarios. Aprovecha esta oportunidad para ver cómo interactúan con tu página y analiza el camino que siguen para llegar de un punto a otro. Quizás haya procesos que se puedan simplificar o información que el visitante echa en falta.

Sin duda, los tests de usabilidad son una herramienta muy útil a la hora de recibir feedback por parte de usuarios potenciales. Aprende a escucharlos y notarás la diferencia.

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